Es bueno tomar el sol, aunque puede convertirse en un grave peligro si no se toma con moderación y con la protección adecuada. Así que vamos a ver algunos trucos para jugar mejor con nuestro amigo.
Lo primero que vamos a ver son unas normas básicas de protección solar. Ya que si no tomamos precaución podemos tener un envejecimiento cutáneo prematuro o el desarrollo de distintos tipos de canceres.
*No tomar el sol en las horas centrales del día (de 12 a 16), que es cuando la radiación es más intensa.
*Aplicar el FPS mínimo de 15, y una media hora antes de salir de casa. Si vamos a estar en la playa o piscina no olvidar aplicarlo en zonas como las orejas, nuca o nariz y renovarlo cuando toca, según el FPS que llevemos puesto. Aunque en niños y en personas mayores se recomienda una protección extrema. Los días nublados también llegan los rayos con la misma intensidad y no hay que dejar de usar la protección.
*Empezar a tomar el sol de forma progresiva, empezando por pocos minutos e ir incrementándolo poco a poco ese tiempo de exposición. No quedarse dormido o permanecer en la misma posición durante mucho tiempo.
*Usar gorros, gafas, sombrillas, pareos…
*Si la piel empieza a ponerse roja dejar de tomar el sol inmediatamente y aplicar una buena crema curativa como es el Aloe Vera, que es protectora y regeneradora dérmica.
Se piensa que lo que hace el aloe entre otras cosas, es absorber los radicales libres de la piel causados por la radiación solar y protegiendo a los antioxidantes. En el tratamiento postsolar, es muy efectivo en el eritema o quemadura, ya que tiene un efecto calmante al tiempo que acelera la regeneración de las células de la piel. También se puede usar el karité para mantener la piel elástica y protegida de los eritemas y la rosa mosqueta como antioxidante y regenerador dérmico.
Un alimento que viene genial son las semillas de girasol, que tienen enzimas, vitaminas y minerales entre los que destacan la vitamina E y el cinc, dos potentes antioxidantes que ayudan a prevenir y matizar las arrugas y que nos ayudan a mantener bellos y sanos el cabello, las uñas y la piel.
Al igual que la zanahoria, que nos ayuda como protectoras solares. Ingeridas en forma de zumo o incluidas en las cremas hidratantes, ayudan a la activación de los meloncitos produciendo más melanina y además nos dotan de un bonito tono dorado.
